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Cuánto se echaba en falta la normalidad en el Festival de cine de Málaga. Fue el primero en volver, tras la pandemia, pero el del verano pasado nada tuvo que ver con el de esta 25 edición.
El Festival arrancaba el pasado viernes y en el Centro de Málaga desprendía magia, la magia del cine. En el metro, acreditaciones colgadas al cuello; en el Málaga Palacio, los primeros seguidores esperando a sus actores favoritos; en el Ayuntamiento, el sonido de los flashes de los fotógrafos y en el Cervantes, un sinfín de selfies, algo muy característico de esta cita.
La inauguración, con motivo de la 25 edición del festival, se organizó en el Palacio de los Deportes Martín Carpena. Por momentos, nos venían a la cabeza imágenes de los Goya de 2020, esos que acogió Málaga cuando aún no teníamos en nuestros diccionarios las palabras Covid, pandemia y confinamiento.
Como prometió su director, Juan Antonio Vigar, finalmente, la gala de inauguración del festival fue más amena y divertida que la de los Goya afortunadamente con actuaciones para todos los gustos y perfiles: desde Camela, pasando por Manolo García, hasta Guitarricadelafuente o Pol Granch. Acabó con papelillos y confeti brillante. ¿A quién no le anima un cañón de confeti?
Respecto a la jornada del sábado, destacaron las presentaciones de El Test, de Dani de la Orden; Canallas, de Daniel Guzmán y Alcarràs, de Carla Simón.
En la primera, pudimos ver a Carlos Santos, Blanca Suárez y Miren Ibarguren defendiendo su filme, donde reflexionan sobre el dinero y todo lo que mueve. “¿Qué prefieres, cien mil euros ahora, o un millón dentro de diez años?”. Dicha pregunta es la base de la película que, por cierto, es una adaptación de una obra…