La última vez que este periódico conversó con Paco Damas, la pandemia era todavía un muro infranqueable que a duras penas permitía la proximidad con los músicos, las sensaciones que procuran los directos. Año y medio largo después, el artista se encuentra de gira con un repertorio que incluye textos de poetas ucranianas y rusas.
En pleno proceso de preparación de su próximo disco, Invisibles (una segunda parte de sus ya célebres Sinsombrero, que publicará en otoño, en el que cuenta con la colaboración de grandes de la literatura y la música), el personalísimo cantautor tosiriano habla de guerra (y sobre todo de paz) para los lectores de Lacontradejaén.
—Las procesiones están a punto de tocar calle, señal de que la situación sociosanitaria se ha relajado bastante en los últimos tiempos. Y usted, ¿cómo regresa de estos años de miedo que parecen sacados de un cuadro de Roberto Matta?
—Con mucha ilusión. Retomar cierta normalidad y volver de nuevo a los escenarios, al público, está siendo muy bonito y, además, la gente está deseosa de este encuentro. Los conciertos están teniendo una muy buena acogida: todos hemos salido mucho más sensibilizados con algunas cuestiones que están en las cabezas de todos, y la gente responde con mucha emoción. Mis conciertos tienen mucho que ver con eso, con las emociones, con un mensaje que tiene que ver con un bienestar mejor para todos. Así que feliz de volver a los escenarios.
—Se decía, en plena crisis del coronavirus, que el mundo, que las personas saldrían mejores de esto. Sin embargo, las guerras que había siguen activas y hasta incluso se ha sumado un nuevo conflicto.
—El ser humano tiene una condición, una parte llena de maldad, que es la que provoca esto que estamos viendo, y no solo hablo de la guerra de Ucrania, ya teníamos guerra en Yemen, en Siria… Luego está la otra parte de ese ser humano, que es capaz de coger un autobús, un coche o lo que sea y hacer cuatro mil…