Una clínica para el arte. El Arzobispado de Sevilla cuenta desde hace poco más de un año con un taller de restauración en el que trata su valiosísimo patrimonio. En estos días, este estudio, situado en una de las renovadas alas del Palacio Arzobispal, está ocupado por cuatro grandes zurbaranes de la propia pinacoteca del Arzobispado y algunas de las más valiosas tallas realizadas por Martínez Montañés para la iglesia del convento de Santa Clara, actualmente en rehabilitación.
Fundado por iniciativa del monseñor Asenjo, arzobispo emérito y gran amante del arte, este taller diocesano cumple con una triple función: la documentación y estudio de las obras de arte; la intervención en las mismas; y la docencia, ya que gracias a un convenio de colaboración con la Universidad de Sevilla sirve para que los jóvenes egresados puedan sumar las prácticas necesarias a su currículo. Además, mediante el programa Emplearte, se ofrece una primera oportunidad laboral al alumnado recién licenciado. Una tarea de acompañamiento y formación que se viene realizando en colaboración con la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla desde 2014.
El taller depende de la delegación diocesana de Patrimonio Cultural, cuyo delegado es Antonio Rodríguez Babío; y está dirigido por Agustín Martín de Soto y Antonio Gamero Osuna, conservadores-restauradores adjuntos de la delegación Diocesana de Patrimonio Cultural. Durante los últimos meses, buena parte de los esfuerzos del taller ha estado enfocado a la restauración de los retablos y las esculturas que Martínez Montañés hizo para Santa Clara. La mayor parte de este trabajo se ha completado en las instalaciones habilitadas en la iglesia del antiguo convento, aunque en el Arzobispado se encuentran la imagen de Santa Clara o el Crucificado del ático del altar mayor. “Ya se ha terminado el retablo. Las imágenes no estaban muy mal porque tras la clausura se guardaron en cajas. Algunas…