Trescientas sesenta canciones de tres minutos (o 18,4 horas) a la semana es el tiempo que, en 2021, emplearon escuchando música las personas de 16 a 64 años, según un informe de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica.
Los humanos somos seres sensibles y amantes de la música, y la aparición de esta, al igual que la del habla, ha sido decisiva en la construcción de las sociedades. La proximidad de la música y el habla nos lleva a pensar que ser músico ayuda a aprender idiomas o a asimilar los acentos.
Pero ¿cuál es la realidad?
Lo que sabemos sobre los vínculos entre la música y el habla
Considerar los vínculos entre la música y el habla significa partir del principio de que son dos actividades humanas parcialmente interconectadas (cantar o el lenguaje silbado, por ejemplo) que movilizan todos los órganos necesarios para la producción y la percepción de las vibraciones sonoras y su procesamiento cognitivo.
La comprensión de las interacciones entre la música y el habla ha aumentado en los últimos años con el desarrollo de las imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf), que han permitido medir las actividades cerebrales en tiempo real y en acción. Investigadores como Aniruddh D. Patel han estudiado ampliamente estas interacciones a diferentes niveles.
Un consenso de investigadores, siguiendo el trabajo de Isabelle Peretz y sus colegas, tiende a mostrar un solapamiento y una reparabilidad neuronal en el procesamiento de la música y el habla que no implica necesariamente intercambio neuronal. Esto significa que existen áreas cerebrales que se activan por los procesos de procesamiento dedicados a la música y al habla, pero no se puede determinar definitivamente si…