Soldado argentino – solo conocido por Dios, una de las películas para pensar Malvinas
Fueron 74 días del año 1982 que marcaron para siempre la historia de un país. Los números fríos hablan de 649 muertos y más de 1.200 heridos. Los efectos posteriores de la guerra ya se cobraron otras miles de víctimas y las esquirlas siguen doliendo hasta hoy, 40 años después. No solo a los combatientes y sus familiares; a los que volvieron a las islas y a quienes no se animaron a regresar al campo de batalla. También para una sociedad que vivió la guerra en carne propia. Y, sobre todo, para quienes aun con el paso del tiempo, no claudicaron en su pedido de justicia.
De todo esto habló el cine argentino. Como ocurrió con la música, la literatura, la poesía, con el arte en general. Porque Malvinas fue motivo de catarsis y reflexión en estos 40 años. Y se fue haciendo cada vez más habitual a medida que pasaba el tiempo y empezaban a cicatrizar algunas heridas, a derribarse barreras diplomáticas y tecnológicas que permitieron otro tipo de abordaje y nos animábamos como sociedad a enfrentar algunos tabúes que impedían ahondar en el tema.
El cine contó relatos urgentes, escritos y dirigidos con el tronar de los bombardeos y la pesadilla de los comunicados; registros clandestinos buscando hacer justicia por mano propia; documentales de archivo de neto corte bélico e historias mínimas y colectivas en busca de la reivindicación y la sanación. En todos los casos, se trató de mantener viva la memoria de los caídos y el honor en alto de los ex combatientes y sus familiares.
Los chicos de la guerra (1984), de Bebe Kamin
Así empezaba “Los chicos de la guerra”, la primera película que habló de Malvinas
De carácter urgente, la primera película que habló de la guerra se estrenó el 2 de agosto de 1984, a poco más de dos años de finalizado el conflicto. En una democracia en la que la cultura florecía, Malvinas no podía faltar en ese repaso de la historia…